Hay muchas circunstancias que han hecho que el Real Zaragoza se encuentre agarrado con las yemas de los dedos a un precipicio inabarcable. Demasiados fallos de concepto y ejecución.
Pero hay uno especialmente hiriente que los últimos días me está rondando la cabeza como los buitres acechan a la oveja hambrienta. ¿Por qué nos han hecho dudar de nuestro jugadores?.
Durante más de media temporada hemos estado enfrentados a ellos, sobresaturados de dimes y diretes en su mayoría infundados que han puesto en tela de juicio no solo la profesionalidad si no que han llegado a cuestionar la calidad humana de alguno de ellos. Enfrentar a la grada con sus jugadores es tanto como enfrentar a papá y mamá, al final el niño pedirá la emancipación harto de idas y venidas. Y nuestro "niño", el fútbol, hace meses que pidió una orden de alejamiento de La Romareda y no quiere volver.
Desde la pretemporada hemos cuestionado a Diego Milito, máximo goleador de las dos últimas temporadas que nos llevó a una final de una Copa del Rey gloriosa y a la clasificación de la UEFA por la Liga después de 7 años; se ha dudado de Pablo Aimar que ha decidido operarse, cuando ya no podía más, de una lesión que con reposo se cura para poder estar con el equipo en la recta final; D'Alessandro se fue; de Sergio Fernández se dijo que se borraba en los momentos difíciles... en los últimos 5 partidos le ha faltado comerse el cesped; dudamos que Matuzalem quisiese recuperarse, y desde que él volvió al equipo la mejoría ha sido evidente, no se esconde nunca; hasta de Sergio García se ha hablado. Y si en el terreno de juego se disipan dudas dando la talla, siempre podemos decir que lo hacen para irse, porque tienen una gran oferta de fuera, porque hoy había ojeadores de Liverpool en la tribuna, ¿verda?. El caso es hacer grande algo que es pequeño, como pequeña es Zaragoza y por muy alto que lo digas no puedes pretender convencer a su peluquera de que Diogo es rubio.
Y el aficionado oye y duda. Oye y piensa que su pobre corazón no se merece gente que menosprecie su escudo. Oye y cree. Pero solo oye una voz, no todos los días puede haber una rueda de prensa de 22 jugadores desmintiendo a todos y cada uno de los periodista que cubren la información del Real Zaragoza, y más teniendo en cuenta que él número de los mismos ha crecido últimamente de forma exponencial.
Es ingenuo pensar que un jugador vaya a sentir el peso de la camiseta como cualquiera de nosotros. Salvo Zapater y Cuartero, que antes de ser profesionales ya eran zaragocistas, no podemos pedirle a ningún futbolista que sienta la misma pasión por el blanco y el azul que nosotros. ¿Os imaginais que ahora os tuvieseis que poner otra camiseta que no fuese la vuestra y animar? sería realmente complicado.
Ellos son profesionales. Es su trabajo. Y en función de ello debemos juzgadles, ni más ni menos. Es una falacia que al jugador se le pague para entrenar, a ninguno nos pagan por hacer un borrador de informe, ni una casa con piezas de lego, ni una operación de apéndiz virtual. En el sueldo va el deber de la victoria, de al menos intentarlo, de al menos pretenderlo y desearlo, y esa voluntad es la que la grada debe juzgar y la que debe reclamar.
Lo único, que para hacerlo, y tan sabiamente como lo ha hecho siempre La Romareda, sobran las intóxicaciones informativas y todos esos "si yo hablara" que siempre callan y nunca aclaran.
Cuando el domingo me iba del campo, cabizbaja y triste, el grito de "mercenarios" resonaba a mi espalda y se chocaba de frente con la desaprobación de la mayoría. Hace días que la gente ha decidido dejar de andar a la deriva entre olas levantadas con la mano y dar un voto de confianza. Demasiado tarde para empezar a creer, ¿o tal vez no?.
Hasta hoy, se han hecho muchas cosas mal, se han cometido infinidad de despropósitos y la suerte nos ha dado la espalda hasta la saciedad. Los errores no se perdonan y los tirones de oreja para repartir agotarían el brazo de De La Hoya. Los lamentos en los que nos podemos enredar a debatir son infinitos empezando por por qué César ya no viste de rosa, y acabando por el sexo de los muñequitos de los semáforos. Si quereis perdemos la tarde de hoy y la mañana del viernes en comentar la mala pretemporada, la sucesión de esquemas tácticos y el fracaso de los entrenadores contratados por Pardeza. Podemos estar las próximas 74 horas platicando sobre todo eso o centrarnos en lo único en lo que realmente podemos actuar, lo único que podemos solucionar: el partido de Mallorca.
De lo demás debemos aprender y nunca olvidar, pero ya que hemos llegado hasta aquí, ya que la afición ha remado, a veces sola, muy sola, hasta practicamente la orilla, vamos a procurar no morir ahogados en el desembarco. No dejemos que ninguno de los nuestros se quede en el camino. No podemos dudar más. Vamos todos juntos o ninguno.
jueves, 15 de mayo de 2008
La injusticia de la duda
Publica Mari A las 16:00:00
Etiquetas: Pensando, Real Zaragoza
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1 comentario:
Lo peor de todo es cuando se lanza la noticia, se ve que era mentira y el "lanzador" no recula. Este es el estado actual del periodismo.
Se llenan la boca de decir que son el enlace entre el equipo y la afición cuando lo único que hacen son interferencias.
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