Y se te va escapando, golpe a golpe y patada a patada, el ánimo y el aliento.
Ayer a las ocho de la tarde estaba expectante frente al televisor. Iban a jugar los chicos, Goni y Ander, esos dos muchachos que nos habían devuelto las ganas de vivir en blanquiazul. Raúl Goni, un joven soldado con aspiraciones a mariscal.
A los veinte minutos de partidos dejé de mirar.
Hace veinte minutos casi dejo de respirar: Tras la resonancia magnética nuclear realizada esta tarde al jugador Raúl Goni, se ha descubierto que padece una rotura completa del ligamento cruzado anterior de su rodilla derecha.
Tanta mala suerte en tan poco espacio de tiempo no es posible, no es justo y no nos la merecemos.
Ánimo Raúl y si algo me han enseñado los años en esta maldita ciudad es a aguantar de pie mientras sopla el cierzo que nunca da tregua, que te espera traicionero tras las esquinas. Sólo nos queda resistir de pie ráfaga tras ráfaga.
Lenguas vivas...
miércoles, 11 de febrero de 2009
Cuando el cierzo no parece perdonar
Publica
Mari
A las
19:02:00
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Etiquetas: depre, Goni, musica, Real Zaragoza
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