Eso fue lo de ayer en la Romareda, un partido sin historia donde ocurrió lo previsto.
Aunque hubo un momento, en los poquitos minutos que pasaron hasta el gol de Ozil, en que dio la impresión de que tal vez viésemos algo distinto. El Real Zaragoza se plantó ordenadito en el campo, con Ander Herrera apoyando a Carlos Diogo en la presión sobre Cristiano Ronaldo, recuperando balones e hilando algunas jugadas que llevaron a los blanquillos a pisar el área de Iker Casillas con cierta frecuencia ante el entusiasmo de la grada que se debatía entre la gelidez del ambiente y la atmosférica.
Pero como ya se ha advertido, eso duró pocos minutos. Luego Ozil encontró un camino fácil por la banda de Javi Paredes, una opción de tiro y ya lo de siempre. Desorden, desánimo, brazos bajados y la misma falta de gol de siempre por no hablar de la falta de fe cada vez que el centro de campo tiene que lanzar un contragolpe. El Real Zaragoza es como un azucarillo en un vaso de agua, empieza siendo sólido, compacto y con buen aspecto para acabar completamente invisible. Era así con José Aurelio Gay y es así con Javier Aguirre.
Antes del descanso, Ronaldo, que debió ser sancionado por una agresión a Ander Herrera pero no vio ni una tarjeta amarilla, puso en marcha los flashes de la grada y el de Leo Franco que no se lo quiso perder. Cómo le gusta a este muchacho ver goles. Un gusto peligroso para un portero, ciertamente.
Rendidos ya al intermedio, los zaragocistas seguían observando a su alrededor el páramo en que se ha convertido este equipo. Nadie que dijese podemos intentarlo, queda tiempo o que se quejase amargamente de ese árbitro que, como casi siempre, andaba con dos varas de medir por el césped.
Pero como lo que más necesita esta afición es sonreír, como con lo mínimo ya nos sentimos felices, como ni siquiera les pedimos ya que lo hagan sino que simplemente lo intenten, se nos agrandó un poco el corazoncito zaragocista cuando Marco Pérez -sí, sí, Marco Pérez- empezó a correr entre los defensas madridistas, luchó por los balones, hizo la jugada que acabó con el penalti sobre Bertolo y forzó dos saques de esquina. Posiblemente, junto a Ángel Lafita y Nico Bertolo los mejores del Real Zaragoza anoche.
Claro, que cuando todo esto ocurrió, Leo Franco ya había encajado el tercero de los merengues. Fin de la historia.
Este equipo, esta plantilla, en conjunto, no da más de sí. Sobre el campo, y es duro decirlo, hay jugadores que ya no es que no merezcan vestir esta camiseta es que es inexplicable que sigan siendo futbolistas en primera división. Tal vez en 2ªB o en la laboral tendrían un lugar. Aquí no. Eso sí, mientras estén sobre el terreno de juego, seguirán siendo uno de los nuestros.
Ya no hay más tiempo. Es la hora de dar soluciones. El año pasado nos salvó el factor suerte, este año ese factor está en "busca y captura". Si no tenemos la fortuna de nuestra parte habrá que tirar por lo menos de profesionalidad. Tenemos cuatro partidos por delante y estamos a cinco puntos de lo que logramos el año pasado al final de la primera vuelta. Habrá que pelearlos y la guerra empieza el domingo en Pamplona.
Ficha del partido:
Real Zaragoza: Leo Franco, Diogo, Lanzaro, Jarosik, Paredes (Pintér, min. 84), Edmilson (Ponzio, min. 52), Gabi, Ander, Lafita, Bertolo y Sinama P. (Marco Pérez, min. 52).
Real Madrid: Casillas, Arbeloa, Pepe, Carvalho, Marcelo, Alonso, Lass, Di María (Morata, min. 88), Özil (Diarra, min. 84), Ronaldo y Benzema (Granero, min. 75).
Goles: 0-1, Özil (min. 15); 0-2, Ronaldo (min. 44); 0-3, Di María (min. 46); 1-3, Gabi, de penalti (min. 53).
Árbitro: Ramírez Domínguez (comité andaluz). Amonestó por el Real Zaragoza a Gabi (min. 32), Lanzaro (min. 49) y Bertolo (min. 78). Por el Real Madrid a Arbeloa (min. 24), Marcelo (min. 34), Carvalho (min. 53) y Alonso (min. 75). Expulsó a Juan Iribarren, preparador físico del Real Zaragoza (min. 58).
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