lunes, 8 de noviembre de 2010

Real Zaragoza 3 - Real Mallorca 2. No diga fútbol, diga sufrimiento.

Décima jornada del campeonato del Liga y la Romareda se desperezaba en mitad de una tarde gris, fría y desapacible de noviembre. Mientras Fernando Alonso jugaba su primer match ball para ser campeón en Brasil, el Real Zaragoza intentaba ganar el primer juego de este segundo set.

Su rival el Real Mallorca entrenado por Michael Laudrup, un tipo elegante donde los haya y parte de ese altar de idolillos con borceguíes que tenemos todos los aficionados al fútbol que crecimos con Espinete y Don Pimpón. Sus equipos no tienen su atractivo pero sí la plasticidad y solidaridad que mostraba él en su juego. El Mallorca no es un equipo bonito, es un buen conjunto, con jugadores cuya mejor virtud es la velocidad y la verticalidad. Si a eso le empastas una línea defensiva contundente -incluso dura a veces- y un portero como Aouate, consigues que un club metido en un proceso de concurso de acreedores, retirado de la competición europea por deudas y con unos dirigentes de ida y vuelta habituales de los juzgados, se convierta en uno de los oponentes más complicados de la competición.

Este verano, Webó, se quejaba que en los cuatro años que llevaba jugando para el equipo balear no había recibido su sueldo, su ficha, ni una sola vez a tiempo. Bueno, si no tiene sitio en el Mallorca siempre puede pedir que le hagan una prueba para jugar de ala-pívot en el Vive Menorca, porque está claro que sabe jugarla con la mano. Ciertamente, más bien con el antebrazo que es la parte de su extremidad superior izquierda con la que se ha colocado el balón para fusilar las redes defendidas por Toni Doblas en el minuto 19.

El pesimismo inundaba de nuevo el ánimo zaragocista. Otra vez igual. Hasta entonces el esquema en periodo de ajuste de José Aurelio Gay estaba siendo efectivo para dominar el tempo del partido. La entrada de Ander Herrera por Adam Pintér en la medular pretendía ser la clave para que la iniciativa del balón fuese del Real Zaragoza. Sin embargo, las transiciones rápidas y largas de balón buscando el área contraria lo antes posible hacen de la joven perla canterana un elemento prescindible. Cuando tiene la pelota tiene calidad y le gusta inventar, intentar cosas diferentes, pero con la misma efectividad que un cuchillo de plastilina.

Nos fuimos al descanso con las orejas rozando los hombros, contrariados con nosotros mismos y cabreados con el árbitro. La verdad es que en la reanudación, por el oeste se veían abrirse las nubes y aparecían los ámbares del anochecer pintando el cielo. Pase suavecito y con muy malas intenciones, como a él le gusta, de Ander Herrera para Braulio -una pena que no haya cerrado su gran actuación con un gol- que se encontró con tres señores de camiseta roja y pantalón negro cercándole, media vuelta del canario que rozó el balón lo suficiente para que el oportunismo encarnado en Ángel Lafita equilibrase el marcador. Entre tanto, la defensa Jarosik, Lanzaro, Contini, Diogo y Obradovic -que había sustituido a Ponzio que se fue a visitar al señor Roca-, anduvo jugando al despiste entre ellos, perdiendo el dibujo constantemente ante las entradas por banda de Pereira y Nsue. Fue precisamente el primero de ellos quien colocó de nuevo soga sobre el cuello del zaragocismo. Galopada en solitario dejando en evidencia las carencias de Carlos Diogo y tiro cruzado desde la izquierda para dejar a Toni Doblas sin tiempo de reacción. Ya estábamos otra vez con los pies rozando el borde del cadalso. A punto de caer. El final de esta película ya lo hemos visto demasiadas veces.

En circunstancias normales, la crónica habría terminado aquí, entre lamentaciones por la nueva derrota y mordiscos en la lengua para no sobrepasar los límites de la buena educación. Pero, de repente, se sumó a la partida el "señalado y acusado" Nico Bertolo que, al igual que ocurrió en Valencia, salía sustituyendo a un defensa -Lanzaro- y recomponiendo el sistema en un 442. El argentino decidió correr todo lo que el resto de sus compañeros ya no podían. Gabi y Jorge López se encontraban desfondados por el esfuerzo que conlleva tener que recuperar constantemente la posición por las pérdidas de balón en el medio campo, a la vez que se esforzaban en que los balones llegasen hasta la línea de vanguardia. Y además de correr, Bertolo tiró a puerta, y no sólo tiró a puerta sino que fue entre los tres palos, y no sólo eso sino que su disparo hizo que Aoute volviese a doblar el riñón para rescatar el esférico del fondo de la portería mallorquinista. 2-2, partido nuevo pero escasos diez minutos para pensar que pudiese pasar algo más por mucho que Marco Pérez hubiese entrado por Lafita en busca del gol perdido. De hecho, el sentimiento era de temor por perder el punto que tanto había costado conseguir.

Ya se iban llenando las escaleras de gente hacia la salida del estadio y un silencio espeso y casi molesto se instaló en la grada cuando cronómetro del marcador se apagó. Normalmente no tenemos motivos para darle la razón a Gay, pero hoy sí, hoy tiene razón, este equipo, el Real Zaragoza, nunca se rinde y cuando el reloj ya ni siquiera era parte del partido una jugada a cámara lenta por la banda derecha zaragocista, mientras estábamos más pendientes de que el trencilla señalase el final del encuentro que de otra cosa, el balón llegó a los pies de Gabi y de ahí a las manos de Martí -éstas sí que las vio el trío arbitral a diferencia de las de Ramis-. Puede que el árbitro tardase aproximadamente dos segundos a señalar el punto de penalti. Para los zaragocistas fue una eternidad. Igual de eternos que los tres minutos que tardó el CAPITÁN, Don Gabriel Fernández Arenas, ese señor que luce orgulloso la cuatribarrada en su brazo, en lanzar allá donde Dudu Aoute era incapaz de llegar.

Podríamos decir que no hemos llorado pero mentiríamos y a nosotros no nos gusta mentir. Todavía nos tiemblas las piernas y el aire aun no pasa bien por la garganta. Primera victoria de la temporada y como ha dicho alguien por ahí: gracias, gracias, gracias, gracias, gracias, gracias, gracias, gracias, Dios por hacerme del Real Zaragoza.

Nos vemos el miércoles en el mismo sitio, en el mismo lugar, en la vieja Romareda primera línea de fuego. Como siempre y sufriendo como nunca.

Ficha del partido (as.com):

R. Zaragoza: Doblas; Diogo, Lanzaro (Bertolo, min.68), Jarosik, Contini, Ponzio (Obradovic, min.46); Jorge López, Gabi, Ander Herrera; Lafita (Marco Pérez, min.78) y Braulio.

R. Mallorca: Aouate; Cendrós, Nunes, Ramis, Ayoze; Joao Víctor; Nsue, Martí, De Guzmán (Tejera, min.79), Pereira; y Webó.

Goles: 0-1. min. 19. Webó; 1-1. min.57. Lafita; 1-2. min.61. Pereira; 2-2. min.79. Bertolo; 3-2. min.94. Gabi, de penalti.

Arbitro: Paradas Romero, del C. Andaluz. Amonestó con tarjeta amarilla a los locales Lanzaro, Diogo y Bertolo y a los visitantes Joao Víctor, Pereira, Webó, Cendrós, Tejera y De Guzmán.
Incidencias: partido correspondiente a la décima jornada de liga disputado en el estadio de La Romareda de Zaragoza ante unos 21.000 espectadores.

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La Boba de Nico v2.0 - Octubre de 2007 © Srs. Ló-Sánchez