A veces arriba, a veces abajo, la palabra estabilidad no existe en el diccionario zaragocista, los aficionados carecemos del legítimo derecho a la ilusión y el sentimiento de emoción para nosotros es sinónimo de incertidumbre. No encontramos el intermedio entre el negro y el blanco. En Pamplona se nos desparramó la lata del negro nada más comenzar el encuentro, en dos patadas Sergio Fernández y Aranda nos mostraron, cual oráculo, el color de nuestro futuro, y sólo había transcurrido un minuto desde que el arbitro -como diría Asensio: "chico, Valeriano, ¡qué arbitraje!"- pitase el inicio.
El derbi navarro-aragonés tuvo de todo, como no podía ser de otra manera, encontronazos, pisotones, polémica y la grada calentita. De lo que no hubo mucho fue fútbol, la propuesta de ambos conjuntos fue vaga en la busqueda de espectáculo. Mientras que los de Camacho se encontraron cómodos gracias al tempranero gol conseguido y se situaron a la espera de las opciones de contragolpe, el Real Zaragoza se vió torpe en la transición del balón a la que Jorge López le da una pausa desesperante. Las bandas, el mayor de los peligros pamplonicas, se convirtieron en un problema para los maños en algunos tramos del partido, porque a pesar de estar atentos en las labores defensivas, las pérdidas de balón tanto de Diogo como de Ponzio en sus incorporaciones al ataque hicieron que Jarosik y Contini se tuviesen que desdoblar en defensa.
Aun así, el Real Zaragoza vivió el espejismo de un dominio estéril durante prácticamente los 90 minutos. Pero el ataque estaba yermo, no había claridad de ideas y, una vez, José Aurelio Gay echó mano de su ineptitud. De otra manera no se explica que hasta el minuto 70 no quieras intentar ganar un partido en el que había oportunidades de remontada, manteniendo en el banquillo a Colunga, un delantero muy incómodo para las defensas lentas como la del Osasuna, a la vez que sigues teniendo fe en que algún día a Jorge López se le encuentre sangre en las venas y por eso lo dejas en el campo. ¿Qué razón puede haber para regalar el primer tiempo y parte del segundo?, ¿dónde reside la falta de ambición?, ¿es culpa exclusiva de la relajación de los futbolistas o de la falta de recursos del entrenador?. En resumen: ineptitud.
En medio de la imprecisión, Javier Arizmendi se volvió a destacar con lucha, pelea en el robo del balón e incisión en sus internadas en el área, incluso fue objeto de un posible penalti. A pesar de todo ello fue el primer cambio, dejó su banda para Pennant y de repente el Zaragoza dejó de mover el balón arriba. Posiblemente, ante la portería de Ricardo fue Jermaine Pennant quien pudo obtener el premio del gol, sin embargo se achicó y no se atrevió a disparar entre los tres palos cuando debió hacerlo. Por su parte, Roberto evitó un resultado más abultado con dos paradas de mérito, quizás queriendo compensar la salida en falso del primer gol.
Pasaban los minutos y desaparecían las uñas de los dedos de los aficionados. Gabi se encabezonaba en trazar caminos para el gol y se multiplicaba en el centro de campo para detener los tímidos intentos de ataque osasunista, descubriéndose como uno de los mejores del encuentro -tal vez el único-. La expulsión de Rúper aliviaba ligeramente la tensión y mirando de reojo al reloj creíamos posible el empate. No obstante, Vadozc nos quitó de un plumazo toda inquietud, ni tiempo de descuento ni penalty injusto en el último minuto, para nosotros ya no había más partido, más resultado que la derrota.
Cierto es que nos mantiene vivos la trayectoria ascendente que atesoramos en la segunda vuelta. Gracias a ello, la derrota de hoy duele un poco menos, a pesar de que estamos un punto más cerca del infierno que la semana pasada. Pero ya se sabe, en el país de los ciegos el tuerto es el rey, y el Real Zaragoza todavía mantiene la visión de un ojo, el del lado de los 6 titulares neófitos. Hay que seguir trabajando para conseguir parar esta noria en la que nos hemos montado, Mallorca es el siguiente feriante. Nos quedan 12 puntos que salvar en casa y ese debe ser nuestro empeño antes de que acabe la fiesta.
Ficha del partido:
2 - Osasuna: Ricardo; Azpilicueta, Sergio, Miguel Flaño, Monreal; Juanfran (Vadocz, m.80), Puñal, Nekounam (Rúper, m.43), Camuñas; Pandiani (Masoud, m.80) y Aranda.
0 - Zaragoza: Roberto; Diogo, Jarosik, Contini, Ponzio; Edmilson (Abel Aguilar, m.76), Gabi; Arizmendi (Colunga, m.68), Jorge López (Pennant, m.68), Eliseu; y Suazo.
Goles: 1-0, m.2: Aranda. 2-0, m.90: Vadocz.
Árbitro: Ramírez Domínguez (Comité Andaluz). Expulsó con roja directa al osasunista Rúper (m.85). Amonestó a Sergio (m.12), Pandiani (m.19), Miguel Flaño (m.38) y Ricardo (m.94), de Osasuna, y a Ponzio (m.19), Contini (m.21), Eliseu (m.24) y Diogo (m.51), del Zaragoza.
Incidencias: Partido de la trigésima primera jornada de Liga, declarado de alto riesgo por el Comité Antiviolencia, disputado en el estadio Reyno de Navarra ante 17.601 espectadores.
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