El otro día estaba en la biblioteca y decidí ponerme el ipod para evitar la molestia de los cuchicheos circundantes. Seleccioné la portada de "Vinagre y rosas". De repente me sorprendí mirando al infinito, observando un rincón de cielo entre una fachada de ladrillo sucio, la teja roja de la cubierta de Filosofía y Letras y las hojas enanas de un árbol. Entra cada una de las estrofas con facilidad en los rincones del cerebro y las notas de la guitarra van socavando el estado de ensoñación... Gracias Sabina...
jueves, 18 de marzo de 2010
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