Diario de a bordo. Días 26º, 27º y 28º.

Después de casi un mes desde que iniciamos la travesía ya hemos encontrado a nuestros compañeros de viaje. Al final, el barco azul y grana llegó a tiempo y vendrá a nuestro lado, igual que harán las naves del Rayo Vallecano, viejo compañero, Alicante y Girona. También hemos visto cómo arrivaban a puerto los buques del Sporting de Gijón, -enhorabuena-, y del Málaga que han atracado junto al "Numantino". Ya estamos todos, ya hemos dado otro giro al estilo de Dante.

La alegría por la bienvenida de los nuevos se ha mezclado con la amargura de la consciencia de nuestra propia miseria, llegan invitados y yo con estos pelos. Hubiese preferido recibirles en tierra y con un buen banquete, ahora nos vamos a tener que pelear como los perros por las sobras que caen bajo la mesa.

Y mientras, desde muy lejos, nos llegan noticias de un viejo remero de este barco. David se ha hecho grande y los barquitos de papel como el nuestro ya se le quedan pequeños, incluso otros que se pretenden más fuertes y no son más que una buena capa de pintura sobre las maderas podridas. No le caben ya las medallas en el pecho, el mismo pecho humilde que llena con victorias gijonenses... y a veces con las nuestras. La victoria del trabajo y la memoria: David Villa.