Sin alma.

Sin alma, sin corazón, sin vida, sin ganas y sin ilusión.

Eso es el Real Zaragoza hoy.

Un baile de fantasmas vagando, con Dante Alighieri de anfitrión, camino del infierno.

Una larga travesía sin caras ni ojos que mirar. Vacio. Nada. Antimateria consumiéndonos desde dentro. Convertidos en ovillo mirando nuestro propio ombligo.

Ni encontramos el camino, ni vimos la luz, ni tan siquiera sabemos dónde está el norte hacia donde ir.

Sin Copa, sin Liga, sin UEFA... NADA.