Lanzo mis recuerdos al aire y elijo al azar uno de ellos atrapándolo entre las manos.
Lo coloco sobre la mesa con cuidado. Lo miro. Lo escucho. Lo siento. Lo respiro...
Y ahí estabas tú que hoy te vas, hoy te mandan al frente y no volverán más noches de abril entre tus brazos.
Adiós, viejo amigo...
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