Ayer a estas horas más o menos, leía cómo un compañero forero comparaba la pasión por nuestro Real Zaragoza con la que se siente por una esposa. El razonamiento era impecable hasta que alguien hizo el siguiente planteamiento: ¿y si te pone los cuernos? si te engaña, miente e insulta, entonces, ¿qué haces?. Lo obvio, la dejas.
Te vas, das media vuelta y no vuelves. Lloras por las esquinas, sufres y te alegras de que le dejen plantada en el altar. Y aquí es donde la lógica se vuelve a caer por su propio peso ya que no creo que ningún zaragocista fuese capaz de alegrarse de la derrota y el fracaso de nuestro equipo, y tal vez por eso más que un amante infiel el símil deba ser el del hijo al que debemos arrullar, educar, reprender, castigar, perdonar pero nunca abandonar.
Estoy empezando a ver saturada mi capacidad de negativismo. La usurpación del escudo, las patadas a la cantera, el despilfarro del pecunio, jugadores inexpertos, jugadores demasiado expertos, vendemos o regalamos...
Si mi hijo aparece en casa con una cresta de a metro, con ocho piercings en la ceja y un tatuaje de "Amor de madre" que se ve a través de su camiseta de malla, pues no seré yo quien le aplauda su nuevo estilismo y de hecho le instaré para que lo cambie, pero seguramente al final me acabaré acostumbrando y no le habré dejado de querer, ni le echaré de casa por eso. Así que, si el león del escudo tiene menos melenas que peinar y ha decidido volverse republicano, ¿qué le vamos a hacer?, para todo el tiempo tiene solución, para acostumbrarnos o para que rectifiquen.
Ripa es un buen chaval que de aquí a Huesca y de Huesca a aquí ha demostrado que es futbolista y que para la barra de pan diaria, le da lo de pegarle patadas al balón. Y quien dice Ripa dice Longás y muchos otros que ya no están. Pero ayer ví a un chaval pequeñico, royo, un tal Adriá que centraba como hace años no he visto centrar en la Romareda con la camiseta del Real Zaragoza; también vi al pequeño de los Lafita, Nacho, comerse unas broncas tremendas de los entrenadores mientras seguía corriendo la banda sin perder ni un momento el ánimo.
Y ahora toca regalar jugadores. Estamos en segunda. Ah, fijese usted que no me había percatado. Lo cierto es que a juzgar por la última fase del entrenamiento de ayer nadie lo diría: Diego Milito, Ricardo Oliveira, Sergio Garcia, Ewerthon y Braulio rematando una y otra vez a pase de Arizmendi, Zapater, Luccin, Caffa... se puede sumar si se quiere, los goles que entre todos ellos han marcado en la Primera División y luego hacer la media con los títulos que entre todos han ganado a lo largo de su trayectoria deportiva. Dinamita dorada que no está en venta y va cara.
¿Los nuevos?, ni siquiera nos ha dado tiempo de verles trabajar. Hace mucho que no se trabajaba tanto en la secretaría técnica, eso sí. Hace tiempo ya que no se les ve pasar las mañanas al sol en la terraza del bar.
El año pasado terminamos animicamente destrozados. Sobre todo los que viajaron a Mallorca y acabaron con las bragas empapadas y las lágrimas secas. Y es por ellos que no me voy, que me quedo, que sigo, no me rindo, no reblo. Ellos se merecen a este equipo en primera. Además, dificilmente me podrán robar lo que jamás he abandonado, lo que siempre llevaré prendido a mi corazón. El dinero es suyo pero el sentimiento nuestro.
Mi hijo ha estado un año sin llamarme, no se nada de él y se llevó el rosario de mi madre para empeñarlo. Se lo gastó todo en la maquinita del millón. Ayer lo encontré sentado en el banco de una plaza. Llevaba días durmiendo allí. Le acaricié la cara, le besé la frente, le agarré su mano y en casa le dí ropa limpia y le preparé las lentejas que tanto le gustaban. Recogí su habitación y puse sábanas nuevas en la cama. Quise preguntarle por qué pero sólo me salió abrazarle y arroparle.
1 comentario:
Adriá es una sorpresa. Sabe centrar!! ayer de los más destacados en el entrenamiento, efectivamente.
A ver este año si conseguimos el objetivo. Entre todos ayudaremos a "nuestro hijo".
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